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viernes, 27 de agosto de 2021

LA ESPAÑA MEDIEVAL CRISTIANA




El reino visigodo de Toledo se descompuso con la derrota y desaparición del rey Rodrigo en la batalla de Guadalete (711). No se organizó un nuevo ejército contra el invasor musulmán. Cada territorio actuó de forma autónoma. Cada ciudad corrió una suerte dispar. Claramente, el estado había desaparecido. Los nobles sólo lucharán para seguir siendo los dueños de sus tierras bajo el nuevo dominador. Los primeros núcleos que organizarán una resistencia armada precisamente no eran visigodos, incluso lucharon contra ellos.


1. El origen de los primeros núcleos de resistencia:


El primer lugar donde fueron claramente derrotados los musulmanes en el s. VIII es en la controvertida batalla de Covadonga (722). Hasta entonces no tenemos nada más que noticias de los cronistas musulmanes, que no hablan sobre la cornisa cantábrica hasta que citan el incidente de Covadonga como una escaramuza sin importancia, en la que dejan vivir a “30 asnos”, porque “¿qué daño pueden hacernos?”. Por otra parte, las crónicas cristianas, muy posteriores, hablan de una gran batalla con incontables bajas islámicas y ganada con ayuda del cielo. La relevancia de este hecho no es sino la importancia de ser la primera vez que se organiza resistencia frente a los musulmanes.


Cueva y basílica de Covadonga
Otra cuestión candente es ¿eran visigodos? ¿eran tribus astures, poco romanizadas y poco dominadas por los visigodos? No sabemos nada más que el líder de este grupo era un tal Pelayo, considerado por muchos no un rey, sino un caudillo militar. Pocos creen ya que era un miembro de la aristocracia visigoda, puesto que nada avala esta teoría. No están buscando resucitar el reino de Toledo, están luchando por su independencia frente a los dominadores extranjeros.



EL REINO DE ASTURIAS (722-910):
Sí conocemos cómo surgió un núcleo en torno a Cangas de Onís y luego en torno a Oviedo, con líderes que llevan el título de reyes. Se van expandiendo a zonas poco controladas por los musulmanes, como la costa norte de Galicia. Los reyes tendrán problemas al contar con dos elementos de población distinta:
- los norteños, de organización tribal, y por tanto, igualitaria sin apenas diferencias de clase y poco romanizados
- los visigodos emigrados de tierras islámicas, que cada vez son más y van a acuñar una idea de “reconquista” que eclosionará más tarde. Además, su organización supone la existencia de diferencias de clase, una aristocracia eclesiástica y laica, y que usan la legislación visigoda.
Ayudan a la consolidación del reino la orografía del terreno, la belicosidad de sus gentes y también acontecimientos como la revuelta beréber en el 740 que supone el abandono de esta zona por los musulmanes. En esta época, destaca la figura de Alfonso I que inicia la expansión por Galicia y será quien descubra el supuesto sepulcro del apóstol Santiago. Con Alfonso II se implanta una organización monárquica y eclesiástica como la del reino visigodo. Decisivo será también en la segunda mitad del s. IX el reinado de Alfonso III que se expandirá más allá de la Cordillera Cantábrica repoblando la ya citada “Tierra de Nadie” y alcanzando la frontera del Duero. El modelo que se sigue será la aprisio o presura, que consiste en la ocupación espontánea de tierras por sus campesinos, legalizando posteriormente el rey esta situación. A veces, esta ocupación era dirigida por algún noble o eclesiástico, por lo que el modelo feudal va tomando forma.



En el año 910, cuando ya está consolidada la frontera del Duero, se lleva la capital a León, un lugar más céntrico donde se podían controlar todos los dominios del reino más fácilmente. A partir de entonces, este núcleo pasa a llamarse Reino de León.

En la época califal, todas las invasiones islámicas penetrarán por las tierras comprendidas entre el nacimiento del Duero y del Ebro, unas llanuras que sólo podían defenderse llenándose de castillos, por lo que empezará a ser conocida con el nombre de Castella. Éste será el germen de un núcleo fuerte, ya que la población del mismo estaba bien acostumbrada a la guerra y también se ha afirmado cómo gran parte de los pobladores eran gentes belicosas del norte (vascos). A partir del 940 el conde de Castilla Fernán González pasará a ser independiente del rey de León, sin que éste pueda impedirlo.


EL NÚCLEO NAVARRO:
Algo más tarde que en Asturias, el núcleo de Pamplona, apoyado por los francos (que ya habían derrotado al emir en Poitiers-732) expulsará a los musulmanes. Será un reino de gran importancia puesto que hará de puente entre los reinos cristianos occidentales y orientales en la península. Su organización social también parece ser tribal, son gentes que luchan contra cualquier invasor foráneo, como ocurrirá en la batalla de Roncesvalles (778), en la que derrotan a las fuerzas de Carlomagno que volvía a Francia tras luchar contra los musulmanes. Este hecho consolida este reino y también eliminará la influencia franca de esta zona de los Pirineos, que pasa a ser mayor en la zona oriental.


EL NÚCLEO ARAGONÉS:
Algunos de los valles pirenaicos, debido a su aislamiento de forma natural, nunca caerán en manos islámicas. Varios de ellos, poco a poco, a finales del s. VIII irán entrando en contacto hasta formar pequeñas entidades políticas frente a los musulmanes. Así los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza.


LOS CONDADOS CATALANES:
Ya cerca del s. IX, Carlomagno, rey de los francos, querrá eliminar la amenaza de los ataques musulmanes sobre el sur de Francia formando una franja de seguridad o “marca” más allá de los Pirineos, hasta el río Ebro, bajo su control. Se la conoce como “Marca Hispánica”, aunque no aparece en ningún sitio el nombre de ningún “marqués”, pero sí conocemos la formación de diversos “condados” al mando de “condes” impuestos por los francos como los de Besalú, Urgel, Cerdaña, etc. Será Carlomagno quien arrebate a los musulmanes importantes ciudades como Gerona y Barcelona (801). Estos condes, en principio, estaban sujetos a las autoridades francas, pero conforme se descompone el poder carolingio ganan autonomía, hasta que a finales del s. X consiguen su independencia plena en tiempos del conde Vifredo el Velloso (988).




2. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XI:


Hasta la creación del Califato de Córdoba (929), la vida de estos reinos será difícil. El reino de León es extenso pero poco densamente poblado y en ocasiones, inestable y frágil. El reino de Navarra parece el núcleo más consolidado (comprendía Vizcaya, Álava, Guipúzcoa, Navarra y La Rioja), mientras los territorios orientales siguen en manos de los francos. Las campañas de Abderramán III y Almanzor supondrán una dura prueba para dichos territorios, siendo derrotados pese a ayudarse mutuamente y sus principales ciudades serán saqueadas.
Sancho III El Mayor, rey de Navarra, conseguirá ser nombrado conde de Aragón, Sobrarbe, Ribagorza y también de Castilla, poniendo en marcha el primer movimiento de unificación de los reinos cristianos peninsulares, justo cuando el poder cordobés está en descomposición.



El fin del califato (1031) y su fragmentación en numerosos reinos de Taifas supondrá un alivio para los cristianos y su oportunidad de expandirse a costa de los musulmanes, sin embargo, el testamento a la muerte de Sancho III (1035) supondrá la división de su herencia entre sus hijos.


Uno de ellos, Fernando I, el primer rey de Castilla, derrotó al rey de León (1038) y consiguió hacerse también con este territorio, siendo también el primer rey de Castilla y León.
Con su nieto Alfonso VI ocurrirán diversos hechos de gran importancia que hay que recordar:


Aunque ponga sólo reino de León, Alfonso VI también era rey de Castilla y se
había anexionado partes del reino de Navarra: la Rioja, Álava y Vitoria


- la conquista de Toledo (1085), que supondrá: el avance cristiano más allá del Tajo, una gran ampliación los dominios del rey castellano, el fin del reino taifa más importante del centro peninsular, la llegada de los almorávides en 1086, etc. etc.
- las aventuras de Rodrigo Díaz de Vivar, vasallo del rey, que fue expulsado del reino por sus desavenencias con su señor. Estuvo sirviendo como mercenario un tiempo bajo órdenes del rey musulmán de la taifa de Zaragoza hasta que gracias a su fama formó su propio grupo armado con el que emprendió la conquista del reino islámico de Valencia. Será entonces cuando se reconcilie con el rey, que ansía controlar las tierras de su vasallo, pero el reino del Cid Campeador sobrevivirá poco tiempo a su muerte, ya que será conquistado por los almohades.
- el reparto del reino de Navarra tras la muerte de su rey de acuerdo con el rey de Aragón.
- las grandes derrotas frente a los almorávides en Sagrajas (1086), Consuegra (1097) y Uclés (ya en 1108).




3. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XII:


La relación de parentesco entre los hijos de Sancho III culminará con la unificación de Sobrarbe y Ribagorza primero, y más tarde, de estos territorios con Aragón. Esto permitirá que su rey Alfonso I el Batallador pueda conquistar Zaragoza en el año 1118, el reino musulmán más rico y densamente poblado, que había frenado continuamente la expansión de los núcleos cristianos orientales, que ahora se engrandecerán económica, demográfica y militarmente. Su hija Petronila será casada con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, que domina el resto de condados catalanes: así nacerá la corona de Aragón (1137).
A la muerte de Alfonso I volverá a renacer el reino de Navarra (1134), pero como ya no tiene frontera frente al Islam su expansión permanecerá frenada y caerá bajo la dependencia de las dinastías reales francesas.
De la independencia del condado de Portugal en 1139 nacerá el reino de Portugal bajo Alfonso Enríquez, que será quien conquiste Lisboa en 1147.
Mientras los almohades se hacían con el poder en Al-Ándalus, Castilla (de nuevo separada de León) aumenta su presencia en la submeseta sur, conquistando, por ejemplo, Cuenca en 1177.



4. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XIII:


La amenaza común de los almohades forjará una alianza militar entre los reinos cristianos que se traducirá en la gran victoria en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, junto al paso de Despeñaperros.



CASTILLA:
No será el artífice de dicha alianza, Alfonso VIII, el que explote este gran éxito, sino su sucesor Fernando III El Santo, que volverá a unificar, esta vez, definitivamente, Castilla y León. Tras fallar en la conquista de Jaén, sigue hacia las tierras más llanas y fértiles del valle del Guadalquivir, penetrando hasta llegar a Córdoba, aún la capital moral de Al-Ándalus, que tomará en 1236. Un año le costó el asedio de Sevilla (1247-8), la ciudad andalusí más rica, poblada y poderosa, que se tuvo que defender sola como el resto de ciudades islámicas tras las Navas de Tolosa (de ahí que ordenase convertir en rampa las escaleras de la Giralda, el alminar de la mezquita mayor, para subir a caballo hasta arriba de ella). Jaén había caído en 1246.
Fernando III elude dirigirse hacia el sur, más difícil de conquistar por su orografía, y donde la autoridad que se había forjado, el Reino de Granada, le rinde vasallaje. Mejor recompensa le darían las ricas tierras de la Depresión del Guadalquivir.
Por estas fechas (1243) es cuando emprende la conquista del Reino de Murcia, cuya ocupación había pactado previamente con Aragón.
Más adelante, ya en época de Alfonso X el Sabio, se conquista el sur de Huelva y parte de la provincia de Cádiz (Cádiz cayó en 1264), yendo hacia el punto estratégico del Estrecho de Gibraltar. Ese mismo año tuvo lugar la gran revuelta mudéjar en Murcia y Andalucía, con lo que muchos de los mudéjares o musulmanes en tierras cristianas fueron expulsados de sus ciudades. También citar que fue el creador de las Partidas, el primer gran ordenamiento jurídico medieval, donde por ejemplo, se establecía el orden sucesorio en el trono.
Con Sancho IV, sucesor de Alfonso, ya comienzan las disputas internas en Castilla que imposibilitarán el fin del proceso de reconquista. El triunfo más destacado frente a los musulmanes será la ocupación de la estratégica plaza de Tarifa en el estrecho.


ARAGÓN:


Tras la muerte del rey de Aragón en 1213 en combate en el sur de Francia, Aragón deja de mirar hacia el otro lado de los Pirineos para dirigir su expansión hacia el sur y hacia el Mediterráneo. Así, Jaime I el Conquistador será quien tras las Navas de Tolosa, explote la debilidad andalusí y emprenda la conquista de las Baleares (el reino de Mallorca) en 1229-32 y algo más tarde la del reino de Valencia, que tomará en 1238. Hasta 1245 conquistará parte del reino de Murcia hasta llegar a la línea de demarcación pactada con Castilla. Ya en estas campañas irá forjando una marina de guerra fundamental para su posterior expansión mediterránea.
De hecho, a finales del siglo, los sicilianos se rebelaron contra su rey pidiendo ayuda a Aragón, que anexionó así Sicilia a sus dominios.



NAVARRA:
Empezará ahora a estar en el área de influencia de Francia hasta su conquista por Fernando el Católico.


PORTUGAL:
Portugal llegará hasta el sur, hasta el Algarve, finalizando su proceso de reconquista hacia 1250, por lo que se vuelca a proyectos de repoblación interior y a la exploración de los mares, ocupando Madeira y Azores en el XV.


5. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XIV:


El siglo XIV es de una crisis general en toda Europa occidental, con frecuentes épocas de malas cosechas, descenso demográfico y con epidemias tan devastadoras como la Peste Negra, que acabó con las vidas de un tercio de los habitantes europeos entre 1348 y 1352. Dicha crisis incluso alcanzará a la Iglesia, donde surgirá un grave cisma (Cisma de Aviñón), llegando a coexistir dos y hasta tres Papas. También la crispación llegará a culpar a los judíos de dichas situaciones, y serán atacados en varias ciudades (progroms). Por otro lado, es el siglo de las grandes catedrales góticas.


CASTILLA:
Como hemos dicho, se ve envuelta ahora en luchas internas entre la nobleza y la monarquía, que se vuelve inestable y débil, con frecuentes disputas dinásticas, etc. También hay una creciente conflictividad entre campesinos y señores, ya que la nobleza no se resiste a perder su predominio económico pese al descenso de población y las malas cosechas. La situación de los campesinos se endurecerá con mayores castigos, impuestos y exigencias, y llamados “malos usos”, que unidos al hambre y otras penurias encresparán sus ánimos con inusitada frecuencia en este siglo.
Hay que destacar el reinado de Alfonso XI, que comenzó con una regencia llena de intrigas palaciegas. Derrotó a los últimos invasores norteafricanos, los meriníes o benimerines, que acudieron a ayudar a los nazaríes granadinos, en la batalla del río Salado en 1340, y en la batalla del río Palmones (1343). Conquistó en 1341 la estratégica plaza fronteriza de Alcalá la Real (mi pueblo), llave de paso de Castilla a la vega de Granada. Sitió Algeciras en 1344 tomándola gracias a una acción conjunta por tierra y mar. Murió de peste durante el asedio de Gibraltar en el 1350, que había perdido frente a los musulmanes. Alfonso XI se casó con una hija del infante don Juan Manuel, marqués de Villena, dueño de estas tierras, pero la rechazó y éste en ocasiones, no le prestó su ayuda como vasallo.
En 1350 subió al trono Pedro I El Cruel, llamado así por los cronistas partidarios de la nobleza. Intentó como su padre someter a la nobleza pero ésta consiguió apoyar a otro candidato al trono, Enrique (II) de Trastámara. Éste se hizo finalmente con el poder, teniendo que dar tierras y prebendas por la ayuda prestada por sectores de la nobleza, al rey de Aragón y a Francia; fue la llamada Guerra de los 2 Pedros. Pedro I fue asesinado no lejos de aquí, en Montiel en 1369.
Citar también la derrota de Juan I de Castilla en Aljubarrota (1385) que intenta incorporar Portugal a su reino por la fuerza.


ARAGÓN:


Aragón prosiguió su expansión mediterránea ocupando Cerdeña (1323-1326), que pertenecía a Génova, rival en el comercio marítimo de la zona, pero su dominio allí tardó en consolidarse.
También citar la breve ocupación en los Balcanes de los ducados de Atenas y Neopatria por los almogávares catalanes. Éstos eran unos mercenarios que contrató el emperador bizantino contra los turcos, y al no tener con qué pagarles, se quedaron estos señoríos, que sobrevivieron poco tiempo.



6. La expansión de los reinos cristianos peninsulares en el s. XV:


CASTILLA:


Castilla sigue en este siglo envuelta en conflictos internos. Destaquemos en la primera mitad del siglo la expedición de conquista y descubrimiento de las Canarias (al mando de Jean de Bethencourt) para evitar su ocupación por parte de Portugal.
En el largo reinado de Enrique IV el “Impotente” (1454-74) el conflicto entre la nobleza y la monarquía llegará a su clímax. Éste sólo tendrá una hija, apodada Juana “La Beltraneja” por la nobleza (se decía que no era hija del rey sino de Beltrán de la Cueva, amante de la reina), así que Isabel, su hermanastra, será nombrada heredera, tras pactar con él. Sin embargo, su matrimonio con el príncipe heredero aragonés Fernando abrió una brecha en sus aliados: el rey Enrique se echó atrás y nombró heredera a Juana, iniciándose una guerra civil en Castilla. Algunos nobles, temerosos de la influencia aragonesa, apoyaron a Juana, que fue derrotada en la batalla de Toro, donde Fernando acudió en ayuda de Isabel. Así Isabel I consiguió hacerse la reina de Castilla e iniciar la represión contra los nobles que habían luchado contra ella.


ARAGÓN:


A principios de siglo, hubo un interregno (periodo sin reyes) por la muerte del rey sin descendencia hasta que por el compromiso de Caspe (1412) se eligió a Fernando I de Trastámara, de la misma dinastía que los reyes castellanos. Éste era un signo que ya vaticina su posterior unión.
A finales de siglo hay que nombrar los graves conflictos sociales como los levantamientos de los payeses de remensa (campesinos pobres) en Cataluña. Esta conflictividad abarca desde Juan II hasta Fernando II, que firmará en 1486 la Sentencia Arbitral de Guadalupe.
En política exterior Aragón culminará su expansión mediterránea con su conquista de Nápoles en 1443, en el contexto de sus guerras con Francia.


MÉTODOS DE REPOBLACIÓN


En el contexto de la “Reconquista” se entiende por repoblación la ocupación de un territorio por los cristianos, anteriormente en posesión de los musulmanes, y su puesta en explotación. Los métodos o sistemas empleados serían muy distintos y variables a lo largo de un periodo tan extenso en el tiempo.


1. El primero que se empleará será la aprisio o pressura, es decir, la ocupación espontánea de un lugar por parte de colonos, legalizando los monarcas, pasado un tiempo, dichas propiedades. Así el resultado serán campesinos que serán libres y propietarios de pequeñas parcelas. Este sistema será el aplicado en los espacios arrebatados al Islam entre los siglos VIII y X, es decir, al norte de España: al norte del Duero y las tierras cercanas a los Pirineos. La presura puede ser individual, por parte de familias, o a veces era colectiva, es decir, dirigida por los reyes a algún lugar escogido y dirigida por algún miembro del clero o la nobleza.
Este sistema tiene lugar en tierras prácticamente despobladas, abandonadas por los bereberes o arrasadas en las guerras fronterizas en la “Tierra de Nadie”. Los reinos cristianos en esta época son débiles, poco poblados, incluso los reyes en bastantes ocasiones tendrá que traer pobladores francos cuando funden muchas de las ciudades del Camino de Santiago. De hecho, algunos lugares serán poblados por mozárabes huidos del territorio andalusí.


2. Repoblación concejil: entre los valles del Duero y del Tajo, y en parte de la Marca Hispánica se van a fundar ciudades o concejos que repartían la tierra entre campesinos libres. A cada una de ellas se les otorga un fuero o documento real que contiene las bases de la organización legislativa de la ciudad y su alfoz (territorio de alrededor o término). Así se disponen privilegios (para favorecer ciertos negocios, por ejemplo), exenciones fiscales (se eliminan ciertos impuestos para siempre o por un tiempo), reducciones o perdones de ciertas penas,… para atraer pobladores. En los fueros también se incluyen las normas para el gobierno de la ciudad. Estos fueros o Cartas-Puebla están firmadas por el rey con su sello de plomo y se guardaban celosamente puesto que cada concejo tenía que hacer valer dichas ventajas con cada monarca, es decir, cada rey tenía que jurar esos privilegios. Es muy importante el fuero de Cuenca, que se implantó en gran número de ciudades.


Fuero de Benavente (1164)


Cada concejo está controlado en mayor o menor medida por los monarcas y no tanto por la nobleza o clero, sin embargo, cada concejo, igual que cada noble, tiene que acudir con tropas cuando el rey lo requiera (ejército de mesnadas). Las tropas formadas por simples ciudadanos con armas se llaman milicias.
Este sistema es el que se usa durante los siglos X al XII, en lugares donde los habitantes musulmanes habían sido expulsados.


3. Repoblación por Órdenes Religiosas:


Tras la descomposición del califato y la conquista de Toledo, los reinos cristianos ampliarán considerablemente sus territorios, aunque como en el caso de Castilla, sea sobre tierras ya de por sí poco pobladas. Como, excepto en Toledo, se expulsa a los musulmanes, grandes espacios quedan sin habitantes ni gentes que labren las tierras. A esto se añade la necesidad de defensa del territorio, ya que no queda nadie para hacer frente a los ataques islámicos.
La solución será la entrega de vastísimas propiedades a las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara en Castilla, a la de Montesa en el reino de Aragón y entre otras, a la de Avis en Portugal.
Las Órdenes Militares surgieron en el contexto de las Cruzadas en Tierra Santa. Los santos lugares de Jerusalén y Palestina necesitaban ser defendidos del Islam por guerreros y también ser atendidos religiosamente por clérigos, así que se fundan estas órdenes de monjes-guerreros. Muy conocidas son las primeras que se fundaron, las órdenes del Temple (los templarios, así llamados por su función, defender el Templo de Jerusalén), del Hospital (los hospitalarios atendían a los peregrinos y enfermos del hospital de Jerusalén), de San Juan. En España, donde también hay una lucha continua entre el Islam y el cristianismo, se fundan órdenes propias, las arriba citadas, que son las más importantes (aunque aquí también hubo templarios, etc.). La máxima autoridad de una orden era el Maestre.
Los espacios que se ocuparán serán las tierras entre el Tajo y Sierra Morena y parte del valle del Ebro, es decir, las conquistadas a finales del XI, el siglo XII y parte del XIII.
El resultado de este sistema será:
- La creación de extensos latifundios en manos del clero, es decir, enormes propiedades o señoríos eclesiásticos.
- Una desigual distribución de la población: por un lado, una gran concentración en los núcleos fortificados y defendidos por las órdenes, frente a vastos espacios deshabitados o poco densamente poblados. Esta situación ha llegado en Extremadura y Castilla-La Mancha hasta hoy. La población será escasa en general, puesto que se expulsó a los musulmanes.
- Como consecuencia de la situación antes descrita, la dedicación económica de dichas regiones a la ganadería extensiva, la actividad más adecuada ya que además de que había pocos pobladores trabajando para las órdenes, había grandes espacios disponibles.



4. Repoblación por repartimiento:


Tras las Navas de Tolosa (1212), el rápido avance cristiano deja en manos de Castilla y Aragón una gran cantidad de tierras, de una gran riqueza agrícola, y por lo general, densamente pobladas. Esto hace que se busquen soluciones que compatibilicen las propiedades de la población musulmana que se queda junto a la entrega de lotes de tierra a los conquistadores y repobladores cristianos.
Un repartimiento, como su nombre indica, será el reparto de las tierras entre los vencedores, teniendo en cuenta su “contribución” a la conquista. Así, los que acuden con sus tropas en ayuda de los reyes recibirán grandes latifundios, es decir, los nobles y la Iglesia (órdenes militares, miembros del alto clero con soldados propios,…). Por otra parte, un caballero (soldado a caballo) recibía, dada su mayor capacidad de combate, más que la infantería, y dentro de ésta, un ballestero obtenía más que un peón (soldado a pie), ya que se le consideraba más decisivo en la lucha.
Estas tierras provenían de dos vías:
- En ciudades que se había expulsado a la población musulmana, al estar muy cerca de la frontera (p.ej. en mi pueblo), o por ejemplo en Sevilla, se reparte todo el alfoz.
- En el resto de lugares, por lo general se queda el pueblo “menudo”, mientras que la aristocracia islámica se marcha, quedando buena parte de las tierras y casas para el reparto entre los cristianos.
En cada ciudad se realiza un libro de repartimiento, que se guarda celosamente, en el que quedan catastradas cada propiedad, rural o urbana, con todo detalle y el nombre de su propietario. Son de importantísimo valor histórico, por ejemplo los libros de repartimiento del reino de Mallorca o el del reino de Murcia, en el que aparecen las lindes entre cada parcela y sus dueños, cristianos o musulmanes. Son tan importantes, que siglos después, en caso de litigio por una finca, la forma de demostrar su posesión legítima era acudir a dicho libro y demostrar ser el heredero del poseedor de la misma allí registrado.



Las consecuencias de dichos modelos de repoblación son importantísimas para la historia de España. En la mitad norte la propiedad aparece por lo general más repartida, habiendo un predominio del minifundio hasta incluso hoy. Sin embargo, en la mitad sur del país se han formado enormes latifundios en manos de la nobleza y el clero, que son meros rentistas, es decir, no se preocupan por producir más, sólo por cobrar. Como resultado, en una parte de la península hay pequeños propietarios frente a la otra donde los campesinos son en su gran mayoría siervos.
Pero esto es una simplificación de la realidad. En toda España aparecen “feudos” o señoríos (mejor) nobiliarios (en manos de la nobleza), eclesiásticos (bien de parroquias, para el mantenimiento del clero, monasterios, órdenes militares, obispos, etc.) y de realengo (“dentro de lo malo, lo mejor”, puesto que el rey no era tan exigente con sus vasallos. Hay que recordar que en cada señorío aplica la ley su dueño, sea cual fuere. Es el llamado señorío jurisdiccional.



ALGUNOS ASPECTOS DE ECONOMÍA, QUE NOS VALDRÁN LUEGO


Aunque la economía medieval es básicamente agraria, la agricultura no va a cambiar sustancialmente hasta el XVIII y el XIX, así que vamos a tratar dos puntos esenciales: la ganadería y la artesanía.


GANADERÍA:
Lo más importante es la organización en tiempos de Alfonso X del “Honrado Concejo de la Mesta” (1273), una asociación de ganaderos en Castilla, cuya principal fuente de ingresos era la lana de oveja merina, una especie que habían traído los musulmanes y sólo existía en la península, que daba una gran calidad.
Pero no hay que pensar que fuese una institución compuesta por pequeños ganaderos, sino que los grandes rebaños ganaderos de la península pertenecían a la alta nobleza y también a las Órdenes Militares. De hecho, la Mesta presionará grandemente durante su existencia para defender sus privilegios como organización económica. Los reyes defenderán a la Mesta puesto que el comercio nacional e internacional de la lana será una de las más importantes fuentes de ingresos de la monarquía. Normalmente se exportaba a Europa sobre todo desde los puertos cantábricos, en especial hacia Inglaterra y Flandes (Países Bajos), donde existían abundantes talleres pañeros (textiles). Cuando dicho producto se embarcaba, pagaba un impuesto, el almojarifazgo (sobre las importaciones y exportaciones) y sobre las compraventas se aplicaba la alcabala, todos para la Hacienda Real.
Una forma de ver la protección real hacia este negocio floreciente será en los litigios entre agricultores y ganaderos, donde siempre éstos últimos llevan las de ganar (dichos problemas normalmente acontecían cuando los rebaños se introducían en espacios agrícolas).
Se crearon las Cañadas Reales, que eran caminos ya fijados para organizar la trashumancia de los pastos de invierno en la Meseta hacia los pastos siempre verdes del norte en verano. Estaban señalizados, debidamente arreglados, y tenían una anchura establecida. Eran una cadena también para recaudar todos los impuestos que correspondían a la monarquía a lo largo de las mismas.


Hoy día las Cañadas Reales sirven como vía verde, para el senderismo y cicloturismo, y en ocasiones se las sigue manteniendo como un vestigio de nuestra historia. Incluso, de forma simbólica, los rebaños pasan en septiembre, como antiguamente tenían derecho, por el centro de Madrid. Cerca de aquí podemos encontrar la confluencia de varias rutas, en dirección a la sierra de Cuenca, verde incluso en verano.


ARTESANÍA:


Respecto a la artesanía, citar que en cada feudo o señorío medianamente grande, solían existir talleres de lo más esencial, como herrería, carpintería, alfarería,… Otros productos más especializados sólo se elaboraban en los burgos o ciudades. Así, con el tiempo, en las ciudades aparecerán barrios enteros repletos de artesanos, que vivían agrupados en las mismas calles o zonas, como podemos ver en casi todas las ciudades antiguas de España, que mantienen su nombre de oficios u ocupaciones (en Cuenca, por ejemplo, la calle de los Tintes,…).


Dichos oficios estaban organizados en gremios. Los gremios eran Hermandades o Cofradías de artesanos del mismo oficio (estas denominaciones se conservan, por ejemplo, en las cofradías de pescadores; aunque ahora ambas subsistan principalmente asociadas al culto religioso). De hecho, surgen como forma de asociación para no hacerse la competencia y ayudarse mutuamente (en caso de accidente, por ejemplo). Dichos gremios tenían unos estatutos muy estrictos que regulaban su oficio en todos los aspectos (calidad, precio,…). Eran muy cerrados, puesto que la apertura de nuevos talleres era crear nueva competencia y por tanto, se perjudicaba a los socios. Sólo podía crearse un taller si se accedía al grado de maestro.


Las categorías dentro de un taller, sea cual sea su ocupación, eran los siguientes:
· APRENDIZ: normalmente niños de corta edad, menores de 10 incluso, eran encomendados por sus padres, para aprender el oficio y si el maestro los aceptaba, empezaban a trabajar en el taller. Se ocupaban de las tareas más físicas y duras, que no requerían grandes conocimientos, como transportar arcilla (alfareros) o roca (canteros). Como eran unos cuantos, sólo los más responsables ascendían a oficiales, pasada la adolescencia.
· OFICIAL: su número era más reducido, unos 3 ó 4 por taller. Se ocupaban de tareas que requerían mayores conocimientos y así quitarle trabajo innecesario al maestro. Por ejemplo, un oficial de cantería podría tallar la figura de una escultura, para que el maestro sólo tuviera que hacer los detalles, y luego el oficial pulimentaba su superficie.
· MAESTRO: era el escalafón más alto, y para acceder a tal, los oficiales tenían que prepararse años perfeccionándose. Tenían que crear una “obra maestra”, algo sublime, que demostrase que dominaban las técnicas de su oficio, con diferentes materiales, lo cual a veces conllevaba un gran gasto, no asumible por todos. Una vez evaluada la obra, podía concederse este grado de maestro, que otorgaba la posibilidad de abrir un taller por cuenta propia.
Estos grados se han conservado por ejemplo en la profesión de la albañilería.
Hay que tener en cuenta que el mantenimiento de la organización gremial supondrá la inexistencia de competencia en la elaboración de objetos especializados. Así los precios de éstos siempre serán altos y la comercialización de los mismos fuera de la ciudad donde fueron hechos más cara aún. Sólo en el XVIII se extiende el Domestic System, que consiste en que burgueses empresarios contratan a campesinos proporcionándoles materias primas y utillaje, y en su tiempo libre fabrican algunos productos fuera de la reglamentación gremial, que son distribuidos por aquéllos.
Los principales perjudicados por este sistema son los consumidores y los comerciantes.


1.3 LA ESPAÑA MEDIEVAL CRISTIANA


1.3.2 UNIÓN DINÁSTICA Y MONARQUÍA AUTORITARIA DE LOS REYES CATÓLICOS


El reinado de los Reyes Católicos se encuentra a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna. Significó el final de la Edad Media en cuanto a la unificación de los reinos peninsulares, el fin de la Reconquista (toma del Reino de Granada) y la victoria definitiva de la monarquía sobre la nobleza en Castilla. Con ellos se ponen las bases administrativas de un Estado nuevo, que estará llamado a ser la potencia más poderosa de Europa en el XVI y primera mitad del XVII, a la vez que con ellos se iniciará nuevas conquistas territoriales en el Mediterráneo (reino de Nápoles) y Norte de África y la aventura ultramarina con el descubrimiento de América desde 1492.

1. La creación del Estado moderno: la monarquía autoritaria.


El matrimonio (1469) de los herederos de las dos Coronas - Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón- hará surgir la monarquía hispánica. Ésta ha de entenderse como unión meramente dinástica de los dos reinos (pactada en la Concordia de Segovia, 1475), ya que cada reino seguiría conservando sus propias leyes, aduanas, moneda e instituciones tradicionales, conformando un Estado federal y no unitario, integrado por una serie de territorios (Castilla, Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia) que sólo tenían en común una misma monarquía. A pesar de la separación de las administraciones de ambos reinos, los monarcas unieron sus esfuerzos para completar la unificación territorial de los reinos hispánicos para consolidar y estructurar un Estado fuerte y poderoso, pero respetándose las respectivas áreas de influencia acordadas entre ambos.


1.1 Sometimiento de la nobleza, clero y burgueses levantiscos.
A nivel político este reinado permitió zanjar definitivamente el conflicto entre la nobleza y la monarquía (desarrollado durante la Baja Edad Media) a favor de ésta. Gracias a la derrota nobiliaria el rey concentra más poder y organiza un estado fuerte.
La nobleza es atraída a la Corte, donde es más fácil su control, pero aquellos que se resisten (en Galicia y Andalucía fundamentalmente) se les declara la guerra y al ser vencidos sus castillos fueron expugnados (se les quitaron las defensas) para que no pudieran servir de refugio a los nobles (como el de Úbeda).
El clero que había conservado una gran independencia, fue sometido por Fernando mediante un acuerdo con el Papa: el patronato. Según esto el rey presentaba a Roma la lista de los cargos eclesiásticos más importantes, y de esta lista – favorable al rey- elegía el Pontífice, de esta manera se garantiza la sumisión de este importante grupo social. Además obtuvo el control de todas las órdenes militares al convertirse en maestre de todas ellas, con lo que su rico patrimonio pasó a disposición del monarca.
El otro grupo social que había gozado de un alto grado de autonomía en la gestión municipal, la burguesía, pasó a ser controlada mediante la figura del corregidor (representante del rey en el gobierno municipal) que tenía como misión que los acuerdos aprobados no atentarán contra los intereses y las leyes de la monarquía. En la misma línea las Cortes perderán su iniciativa legislativa, aunque en Aragón seguirán siendo importantes. [¿Qué eran las Cortes? Eran un órgano de representación de las clases sociales y territorios de todo el reino, que, se reunía a petición de los reyes, y que tenía funciones legislativas (allí se elaboraban las leyes), y se podían votar impuestos (que no pagaban los privilegiados, la nobleza y el clero).]
Para acabar con los desórdenes públicos se creó la Santa Hermandad, una especie de policía contra el bandolerismo.


1.2 La creación de organismos de poder.
Con todos los pasos expuestos, los reyes concentraron en su persona todo el poder y se pudieron dedicar a crear instituciones en las que apoyarse, consiguiendo también hacer llegar su autoridad a todos los lugares de sus reinos.
· Consejo Real. Se reorganizó en las Cortes de Toledo de 1480. Este hecho significó en la práctica la inutilización de las Cortes, puesto que fueron suplantadas por el mismo Consejo que ellas habían creado. Sería en adelante el instrumento de gobierno más eficaz de la monarquía tanto de los RRCC como de los reyes de la Casa de Austria.
Asesoraba al monarca sobre los aspectos más importantes de la gobernación del reino e incorporó letrados de prestigio (procedentes principalmente de la burguesía), lo que influyó en la pérdida de influencia política de la nobleza.
· Audiencias o chancillerías. Eran instituciones judiciales, su jurisdicción abarca todo el Estado, los reyes eran los jueces supremos, el fortalecimiento de la justicia real supone un duro golpe para la nobleza. En Castilla había dos audiencias: la Chancillería de Valladolid que juzgaba todos los delitos al norte del Sistema Central, y la Chancillería de Granada para el resto. En Aragón había una audiencia para cada uno de los reinos, pero allí los señores conservaban gran parte de sus atribuciones judiciales.
· Ejército permanente. Con los bienes procedentes de las órdenes militares los reyes pueden financiar un ejército que estará movilizado siempre, a diferencia de los ejércitos medievales que se formaban sólo en caso de guerra. Se adoptaron nuevas estructuras contratando tropas a sueldo (mercenarios) y se organizó la milicia en torno a las denominadas Compañías y nuevas técnicas de combate, de mayor movilidad con predominio de infantería (y la incorporación de la artillería de manera usual), y una mejor selección de sus mandos. Se crean los famosos tercios que dominarán media Europa en el siglo XVI y que ahora se harían famosos en Italia con el Gran Capitán.
· Para la administración territorial se creó la figura de los Virreyes, representantes de los reyes en cada uno de los reinos en que no estaban presentes los reyes (Aragón, Nápoles…).
· La Hacienda. Para sostener el incremento de los gastos del nuevo estado se crearon nuevos procedimientos para aumentar las recaudaciones.
· Para acabar con los desórdenes públicos se creó la Santa Hermandad, una especie de policía contra el bandolerismo.
· La diplomacia, creación de la Italia renacentista e inspirada en la obra “El Príncipe” de Maquiavelo, fue impulsada por los RRCC con el envío de embajadores permanentes que desarrollaron una labor eficaz, tanto en el ámbito de su política matrimonial como en alianzas políticas con otros estados.
Al aumentar las competencias del Estado y el poder político de la monarquía, la administración central se hizo más compleja, y requería una burocracia numerosa y especializada que se nutría cada vez más de juristas y letrados de muchos años de formación universitaria, que pertenecían en su mayoría a la pequeña nobleza.
Pese a todos estos cambios no llegaron a crear una legislación común para todos sus reinos.


1.3 La unidad religiosa.
En los reinos medievales coexistieron tres religiones: musulmanes, judíos y cristianos. Para potenciar la unidad los RR.CC vieron la conveniencia de que sólo existiera una y así actuaron duramente con las otras dos:
En 1478 se crea la Inquisición, su objetivo no es perseguir a los musulmanes o judíos sino a los falsos conversos al cristianismo, era frecuente una conversión por interés y la práctica de la religión anterior en privado. En 1492 emitieron el decreto de expulsión de los judíos, una medida que tendría graves consecuencias económicas. Los judíos que salieron de España se llamaban sefardíes (de Sefarad, España en hebreo) y se asentaron en el norte de África, Grecia, Turquía... manteniendo todavía hoy el español del siglo XV.



Con los mudéjares, a partir del XVI llamados moriscos (musulmanes que vivían en territorio cristiano tras la conquista), se pasó de una política de aceptación -el primer arzobispo de Granada fray Hernando de Talavera hasta aprendió árabe para predicar entre ellos- a una de intolerancia personificada por el cardenal Cisneros que les puso en la tesitura de convertirse al cristianismo o emigrar. Muchos emigraron al norte de África y los que se quedaron se convirtieron (moriscos), pero serían expulsados definitivamente en 1609.


2. La política exterior


· Tras el fortalecimiento de la monarquía, los reyes se sienten capaces de emprender la larga guerra de Granada, que duró 10 años, a pesar de la guerra civil entre Boabdil y su tío. Primero se dirigieron hacia la costa, culminando en el asalto de Málaga, para en los años posteriores penetrar por las depresiones de Baza y Guadix, cercando Granada que se rindió el 2 de enero de 1492. Por las Capitulaciones de Santa Fe, los Reyes garantizaban a los moriscos el mantenimiento de sus costumbres y el respeto a su religión, pero como hemos visto, poco tiempo estuvo vigente esta tolerancia.


La rendición de Granada, donde Boabdil entrega las llaves de Granada a Isabel y Fernando

· En el norte de África se ocuparon plazas estratégicas (conquista de Melilla -1497-, Orán y Trípoli -1510-) para proteger el comercio de los piratas berberiscos (Berbería era una forma de llamar al norte de África, de donde venían los bereberes). Existía una evidente rivalidad con Portugal que ya poseía Ceuta.
· Se aceleró también la ocupación total de las islas Canarias (1484-1496), por esa rivalidad que hemos dicho también en el Atlántico. Será el primer ensayo de colonización de tierras de ultramar con población muy distinta a los “cristianos” (los nativos canarios eran los guanches).
· Muerta ya Isabel y por iniciativa de Fernando como regente (de Castilla), se incorporó Navarra en 1512, en el contexto de las guerras contra Francia. Se le permitió conservar sus instituciones, para facilitar su anexión.
· Las guerras de Italia tienen lugar en dos escenarios. Primero, Fernando anexiona totalmente Nápoles que había quedado como estado vasallo de Aragón, frente a los derechos del rey de Francia. En esta pugna ya destaca el Gran Capitán, precursor de los tercios, que combinaban artillería, infantería en cuadro (con piqueros o lanceros, hombres de espada y rodela –escudo- y también arcabuceros) y caballería.
A continuación, la rivalidad con Francia continúa por el Milanesado (en torno a Milán, en el norte), tras la extinción de su dinastía. Tras los éxitos iniciales, Fernando sufrirá su única gran derrota en Marignano (1515), perdiendo el control de dicho ducado. Este problema lo heredará Carlos I.


· Descubrimiento de América. El proyecto presentado por Colón se basaba en la creencia en la esfericidad de la tierra y pretendía llegar a Catay (China) y Cipango (Japón) en busca de especias como ya hacían los portugueses en la India, pero no yendo por su ruta, circunvalando África, sino hacia el oeste. Tras la conquista de Granada, este proyecto, que había sido dado de lado, cuenta con el apoyo real, concretado en las Capitulaciones de Santa Fe. Pero cuando Colón se encuentra con esas tierras que no tienen especias, el proyecto cambia de cariz y se procede a la explotación y cristianización de dichas tierras. Durante el reinado de los Reyes Católicos, prosigue el descubrimiento y ocupación del Caribe.


3. Diplomacia y política matrimonial.


-Relaciones con el Papado: Isabel y Fernando recibieron el título de Reyes Católicos por el papa Alejandro VI, que era de origen valenciano (Borghia), por su celo en la defensa de la Cristiandad. Por eso también actuará favorablemente como árbitro en la rivalidad marítima entre la monarquía hispánica y Portugal, cuando se firme el Tratado de Tordesillas (1494). Este acuerdo establecía una línea de demarcación que repartía las áreas de influencia para ambas naciones en ultramar, quedando Brasil, África y Asia para Portugal y toda América para España. A partir de ahora, la relación con Portugal es más cordial.


-Política matrimonial: el objetivo era aislar a Francia, el principal enemigo.
· Para ello, casaron a su hija Isabel con el rey de Portugal, y muerto éste, con su sucesor. Así se aseguraban su alianza y también las aspiraciones a este trono.
· También buscaron al tradicional enemigo de Francia, Inglaterra, ya aliado de Castilla desde tiempo atrás. El matrimonio que se concertó fue el de Enrique VIII con Catalina de Aragón.
· La primogénita al trono, y por tanto, heredera era Juana, que casaron con Felipe el Hermoso, hijo de Maximiliano I, archiduque de Austria, y candidato a ser elegido emperador de Alemania, y María de Borgoña, que poseía los Países Bajos, Luxemburgo y el Franco Condado (territorio entre Francia y Alemania). Ésta es la forja del Imperio del hijo de ambos, Carlos I de España y V de Alemania, el primer soberano de la casa de Austria o dinastía Habsburgo.


jueves, 19 de agosto de 2021

Reino de Aragón

 


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Reino de Aragón
Regnum Aragonum
Reino d'Aragón
Regne d'Aragó

Reino de la Corona de Aragón y parte de la Monarquía Española

 Kingdom of Aragon-1037.svg
 Evolución condados pirenaicos orientales.svg
 Evolución condados pirenaicos orientales.svg

1035-1707
(como división territorial hasta 1833)

Bandera de España 1701-1760.svg 

Escudo de Reino de Aragón

Escudo

Ubicación de Reino de Aragón
CapitalZaragoza
Idioma principalLatínaragonéscastellano
Otros idiomasCatalánvascoárabe andalusímozárabenavarroaragonés
ReligiónCatólica
GobiernoMonarquía
Rey
 • 1035 - 1063Ramiro I
 • 1700 - 1746Felipe V
Historia
 • Establecido13 de noviembre de 1035
 • Disolución25 de enero de 1707
Superficie
 • 123939 000 km²
Población
 • 1239 est.50 000 
     Densidad1,3 hab./km²

El Reino de Aragón fue uno de los reinos hispánicos del noreste de la península ibérica. Surgió en la región pirenaica central en 1035 tras la unión de los condados carolingios de AragónSobrarbe y Ribagorza.1​ Posteriormente se expandió hacia el sur, a medida que se hacía con el dominio de territorios musulmanes, hasta llegar a ocupar la superficie correspondiente a la actual comunidad autónoma de Aragón.

No debe confundirse con la Corona de Aragón, conjunto de territorios de los que era soberano el rey de Aragón. En un primer momento consistían en el propio reino de Aragón más las posesiones del conde de Barcelona, y posteriormente se añadieron por conquista el Reino de Mallorca, el Reino de Valencia, y varios territorios en el Mediterráneo. Si bien nunca tuvo la consideración de reino, Cataluña era uno de los territorios integrantes de la Corona, y al concentrar gran peso poblacional y militar, se le solía considerar por simplificación uno de los "reinos" de la Corona de Aragón.2

A partir de finales del siglo XV, tras el matrimonio de los Reyes Católicos, tuvo lugar la Unión Dinástica de las Coronas de Aragón y de Castilla. Sin embargo, y a diferencia de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón siguió funcionando como una monarquía compuesta y pactista, en la que los territorios compartían a un mismo monarca pero mantenían diferentes leyes, instituciones y maneras de relacionarse con el rey. Así, el Reino de Aragón, como los demás territorios de la Corona de Aragón, mantuvo sus fueros e instituciones hasta que en en 1707, en el contexto de la guerra de Sucesión española, el rey Felipe V, primer rey de la casa de los Borbón, derogó sus fueros, abolió el Consejo de Aragón y el resto de instituciones propias, como el Justicia, la Diputación o las Cortes de Aragón, imponiendo las leyes e instituciones de la Corona de Castilla,3​ a través de los Decretos de Nueva Planta.

Aragón continuaría considerándose una división territorial de España hasta 1833, cuando Javier de Burgos estableció la división territorial por provincias, suprimiendo la división por reinos.4​ Los demás territorios de la antigua corona de Aragón también vieron abolidas sus instituciones y leyes tras los diferentes Decretos de Nueva Planta: las cortes del principado de Cataluña, del reino de Valencia y del reino de Mallorca, como las de Aragón, pasaron a partir de entonces a ser convocadas conjuntamente con las Cortes de Castilla.

Historia[editar]

Origen: El condado de Aragón[editar]

El matrimonio de Andregoto, hija del conde Galindo II de Aragón, con el rey García Sánchez I de Navarra, condujo a la unión de ambas entidades políticas. El Condado de Aragón siguió conservando una cierta personalidad que había sido reforzada por el renacer de la vida monástica y la organización de una diócesis coincidente con los límites del condado.

En 1035 Ramiro, hijo natural de Sancho III de Navarra y baiulus del condado de Aragón, incorporó a este los condados de Sobrarbe y Ribagorza, que habían estado bajo el gobierno de su hermano Gonzalo.5​ Fallecido Sancho, el condado se escindió del reino navarro y se constituyó en reino separado, aunque tutelado por el navarro gobernado por su hermano García Sánchez III.5​ Limitado a los valles pirenaicos y vecino del más poderoso reino navarro y de la importante Taifa de Zaragoza, el aumento de la población y la sed de tierras para sus habitantes le impelían a expandirse, pese a su debilidad militar inicial.6

La legitimidad de la nueva dinastía la lograron los reyes Sancho Ramírez y Pedro I al poner el reino bajo el amparo de la Santa Sede. Así el Reino de Aragón pasó a formar parte de los estados occidentales. La donación del reino al papa la realizó Sancho Ramírez en el 1068, para tratar de reforzar su posición ante sus hostiles vecinos, en ocasiones coligados contra él.6

Siglos XI-XII: Expansión del reino[editar]

La proyección de Ramiro I para la reconquista de la tierra llana se vio sobrepasada con creces por sus inmediatos sucesores.

El rey de Navarra Sancho Garcés IV fue asesinado por su propio hermano en 1076.6​ Los navarros, no queriendo ser gobernados por el fratricida, eligieron por su rey a Sancho Ramírez de Aragón —primo del fallecido—, quien incorporó la corona de Pamplona a la de Aragón. El reino navarro quedó dividido entre León-Castilla y Aragón; este recibió los principales territorios, incluida la capital navarra, y triplicó su extensión, aunque a cambio de admitir la supremacía teórica castellano-leonesa.6​ Para celebrar la expansión, Sancho fundó la ciudad de Jaca, donde pasó a residir y a donde trasladó el obispado mozárabe (de tradición litúrgica hispano-visigótica bajo dominio musulmán) oscense en el 1077.6​ Como controlaba las tierras altas que lindaban con el Ebro por el norte, pudo emprender diversas incursiones, principalmente contra la taifa zaragozana, y tratar de expandirse hacia el llano, fundamentalmente a lo largo de los valles de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza.7​ Para compensar la falta de soldados necesaria para la expansión territorial, trató de traerlos del sur de Francia.7​ La expansión, sin embargo, fue lenta y se realizó en especial mediante la conquista de puntos estratégicos, como Graus en el 1083 y Ayerbe, por la misma época.8​ Los avances hacia el sur se aceleraron a finales de siglo, tanto por la falta de apoyo de Alfonso a los zaragozanos como por la marcha del Cid al Levante, que hasta entonces había combatido con estos.9​ En el 1089, los aragoneses se apoderaron de Monzón, que estorbaba las comunicaciones entre Lérida y Huesca y el en 1091 construyeron el castillo de El Castellar, entre Zaragoza y Tudela.10​ Sancho emprendió el asedio de la importante ciudad de Huesca —mucho mayor que Jaca y Pamplona y probablemente que ninguna ciudad peninsular en manos cristianas, salvo Barcelona y Toledo— en el 1094, pero murió de un flechazo.11​ Le sucedió de inmediato su hijo Pedro, ya asociado al poder y que retomó pronto el cerco.11

El rey Pedro I de Aragón (1070-1104) conquistó Huesca el 27 de noviembre de 1096, después de derrotar al rey Al-Musta'in II de Taifa de Zaragoza en la batalla del Alcoraz, que se libró el 18 de noviembre de ese año.12​ En 1101 tomó Barbastro y Sariñena, y tomó Tamarite de Litera en 1104. En este reinado se reglamentó el Fuero de infanzones.

Durante el reinado de Alfonso I el Batallador (1104-1134), en el curso de pocos años, con la valiosa colaboración de la nobleza feudal del sur de Francia, se conquistaron los núcleos urbanos y comarcas de TudelaTarazonaCalatayudDaroca y Zaragoza.Después de la muerte de su hermano Pedro I de Aragón, decide actuar sobre las Cinco Villas y en el año 1105 conquista Ejea de los Caballeros.

El rey de ZaragozaAl-Musta'in II decide realizar una expedición de saqueo contra los cristianos vecinos en el año 1110 y acabará batiendose con los caballeros fronteros en la batalla de Valtierra donde será derrotado y encontrará la muerte.La toma de Zaragoza en 1118 supuso la caída de todo el reino moro, cambiando de este modo radicalmente las estructuras sociales y los horizontes espirituales del pequeño reino de montañeses que hasta entonces había sido Aragón.

En 1120 el monarca aragonés conquista CalatayudDaroca, concede fuero a Soria y este mismo año el ejército aragonés consigue una victoria muy importante sobre los musulmanes en la batalla de Cutanda.En 1125 se organiza la gran expedición militar de Alfonso I de Aragón por Andalucía, demostrando la debilidad del poder almorávide en Levante y Andalucía.

El rey Batallador, quien había fracasado en su matrimonio con la reina leonesa Urraca, no tuvo descendencia. En su singular testamento, hizo herederas de sus reinos a las órdenes militares, pero nadie pensó en cumplir dicho testamento y los nobles aragoneses, reunidos en Jaca reconocieron a su hermano Ramiro como rey. Por su parte, los navarros eligieron a García Ramírez, lo que determinó la separación del Reino de Navarra. En ese momento Ramiro era obispo de Roda-Barbastro, pero tuvo que ocupar el trono.

Ramiro II de Aragón (1086-1157) sólo reinó durante tres años, de 1134 a 1137.Fue desposado con Inés de Poitou hija del duque Guillermo IX de Aquitania.La coronación tuvo lugar en Zaragoza en el año 1134.

Corona de Aragón[editar]

Guion y caballo engualdrapado con el emblema heráldico del Reino de Aragón privativo en las exequias por la muerte de Carlos I de España. En La Magnifique, et sumptueuse pompe funèbre faite aus obsèques, et funerailles du très grand, et très victorieus empereur Charles Cinquième, celebrées en la Ville de Bruxelles le XXIX. jour du mois de décembre M.D.LVIII par Philippes Roy Catholique d’Espaigne son fils, Jérôme Cock (dibujo), Jean y Luc de Dovar (grabadores), Amberes, Cristóbal Plantino, 1559, LÁM. 19.13
Máxima extensión del Reino de Aragón (en color morado, territorios perdidos en favor del Principado de Cataluña y del Reino de Valencia). Mapa publicado por la Institución Fernando el Católico
«Aragonés» o medio real de plata de Fernando el Católico. Acuñado en 1484 en Zaragoza (reverso con las iniciales I C flanqueando las armas de Aragón, donde la C, marca de ceca, remite a Çaragoça). Tuvo el valor de un sueldo jaqués, lo que la convirtió en la figuración de la unidad de la moneda de cuenta aragonesa tradicional, que no fue amonedada nunca.

En 1137 Ramiro II el Monje pactó los esponsales de Petronila de Aragón, con Ramón Berenguer IV de Barcelona. El hijo de ambos, Alfonso II, fue el primer rey en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona.

En su momento de mayor extensión territorial, el Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy forman la Comunidad Autónoma de Aragón, más una gran parte de la actual provincia de Lérida, la mayor parte del valle del Ebro hasta el mar, con Tortosa como principal ciudad costera, y el norte de la actual provincia de Castellón. Esta expansión se articuló mediante la creación de los Marquesados de Lérida y Tortosa, aunque posteriormente fueron cedidos por Jaime I de Aragón al Principado de Cataluña.

Fernando II (1479-1516) casó con Isabel I de Castilla. El nieto de ambos, Carlos I, heredó ambas coronas, pero manteniendo cada una sus propias leyes y costumbres.

En 1700, con la muerte de Carlos II, fue proclamado rey de Castilla y de Aragón Felipe de Anjou, lo que provocó la Guerra de Sucesión Española. La Corona de Aragón se puso de parte del archiduque Carlos, el otro pretendiente. Cuando la guerra terminó, Felipe V promulgó los decretos de Nueva Planta, por los que quedaban abolidas las instituciones forales de la Corona de Aragón, que se integraba en un Estado moderno y centralizado en la mayor parte de su territorio, salvo en las Provincias Vascongadas y Navarra, que siguieron manteniendo sus fueros. En 1711 fue creada la Capitanía general de Aragón.

Fueros[editar]

Vidal Mayor. Manuscrito del siglo xiii. El rey Jaime I recibiendo de manos del obispo de Huesca Vidal de Canellas el manuscrito con la compilación de los Fueros de Aragón

Fueros es un término que puede tener varias acepciones. Eran un pacto entre el rey y los pobladores de un lugar, que podría ser una ciudad o un reino entero. Los fueros de Aragón fueron el conjunto de leyes vigentes en el Reino de Aragón, compilados en 1247.14

Sustituyeron a los fueros locales que existían anteriormente, como el fuero de Jaca, otorgado por el rey Sancho el Mayor otorgó fueros buenos para incentivar el asentamiento en la ciudad de cristianos del otro lado del Pirineo. Esos fueros, o fueros derivados de ellos, fueron después concedidos a otras ciudades y villas de Aragón y fueron también la base de fueros otorgados a poblaciones de otros reinos.

El Justicia de Aragón empieza siendo un juez de la Corte, y en el 1265 se establece como juez de pleitos entre los nobles y el rey y como presidente de las Cortes del reino. Al principio era nombrado por el rey de entre los nobles, pero acabó siendo una dignidad a veces vitalicia y hereditaria, siendo recortadas sus prerrogativas en 1592 como consecuencia de las Alteraciones de Aragón.15

En 1283, después de que el rey Pedro III fuera excomulgado por el papa Martín IV por haber ocupado Sicilia, reino feudatario de la Santa Sede, la oligarquía aragonesa se confedera para limitar el poder real y extraer nuevos privilegios. El rey se ve forzado a conceder el Privilegio General en lo que sería conocida como la revuelta de la Unión en 1283. Su hijo Jaime II es forzado a conceder el Privilegio de la Unión.16​ Durante el reinado de Jaime I se habían reunido distintas asambleas, más o menos concurridas, para resolver pleitos. El Privilegio de la Unión requiere la convocatoria anual de una corte de nobles y ciudadanos, que acabará incluyendo cuatro brazos: los ricoshombres, los infanzones y caballeros, las autoridades eclesiásticas y las universidades. En aquel tiempo se llamaban universidades a las ciudades, villas y comunidades del reino. Las Cortes de Aragón no son convocadas con la regularidad requerida, pero con el tiempo toman el control de la fiscalidad del reino, otorgando fondos al rey a cambio del mantenimiento y extensión de los privilegios de los estamentos representados en ellas. 17

La Diputación General del Reino nace en 1363 como el organismo delegado por las Cortes para recaudar y administrar los impuestos y aranceles, y para entregar al rey los fondos acordados. Están representados en ella los cuatro brazos de las Cortes, con dos diputados por cada brazo. Con el tiempo sus atribuciones crecerán al encargarse de la administración de los fondos necesarios para preservar la paz y el bienestar del reino. 18

Fernando el Católico instituye la figura del Virrey, que ejercerá las atribuciones reales cuando el rey esté ausente del reino, cosa que sucederá frecuentemente con los monarcas de la Casa de Austria. Del virrey dependía el Gobernador, encargado de mantener el orden y la paz social, y la Real Audiencia, tribunal que impartía justicia para casos graves o de gran importancia, o que afectaran a individuos aforados.19​ También estableció la autoridad de la Inquisición en el reino, un órgano del que posteriores reyes abusaron para burlar lo establecido en los fueros aragoneses, que no prevalían sobre la Inquisición 20​como ocurrió en las Alteraciones de Aragón.

Reinos ibéricos en 1400

Organización territorial[editar]

El sistema administrativo más antiguo del reino se basaba en la distribución de poblaciones y tierras a los nobles que participaban en la conquista. Los nobles podían recibir estos honores en propiedad o en tenencia, cuando el rey se reservaba la propiedad pero cedía al noble su administración. Los nobles podían recibir castillos en tenencia, encargándose de mantenerlos guarnecidos a cambio de poblar y obtener rentas de las tierras que estos controlaban.21

El rey también concedió la administración de tierras y poblaciones a la jerarquía eclesiástica. Obispados, arciprestazgos, abadías y órdenes militares administraban y cobraban rentas de los honores a ellos otorgados.22

Con el tiempo el rey empezará a crear una red de funcionarios para que controlen las tierras y poblaciones directamente dependientes de él, llamadas de realengo. El merino era un agente ejecutivo, judicial y militar del monarca que ya aparece documentado en el Fuero de Jaca. Los bailes comenzaron teniendo competencias similares, pero acabaran especializándose en la gestión del patrimonio real. El rey otorgaba a ciudades y villas de realengo fueros que especificaban los privilegios de sus vecinos. Las comarcas de Daroca, Teruel, Calatayud, Albarracín y otras fueron organizadas en comunidades que enviaban sus propios representantes a las Cortes.23​ En el siglo XV el territorio del reino fue dividido en once sobrecollidas con fines fiscales, que fueron convertidas en veredas, con algunas modificaciones, en el siglo XVII.24

Demografía[editar]

Antes de la conquista islámica de la península ibérica la población en lo que luego sería Aragón era una mezcla del sustrato íbero y celtíbero con los colonizadores romanos y los invasores visigodos, con vascones ocupando los valles pirenaicos.25​ Había también una minoría judía, resultado de la diáspora del siglo I. Esta minoría, tolerada por los romanos, estaba siendo perseguida por los visigodos en la época previa a la invasión musulmana.26

Los invasores musulmanes no fueron muy numerosos, siendo principalmente bereberes, pero también, en oleadas posteriores, árabes y sirios. Aquellos establecidos en el valle del Ebro eran mayoritariamente árabes, divididos entre qaysíes y kalbíes, árabes del norte y del sur. La mayoría de la población musulmana en la zona en la época de la reconquista eran muladíes, cristianos convertidos al islam.27​ Aquellos cristianos que no se convirtieron, llamados mozárabes, fueron tolerados por los gobernantes musulmanes a cambio del pago de impuestos especiales.28

Los primeros condes de la Marca Hispánica fueron francos, pero con el tiempo fueron reemplazados por las élites locales, vasconas e hispanovisigodas. Los reyes de Pamplona y luego de Aragón promovieron la inmigración de francos y occitanos a sus reinos, así como la de mozárabes. Con la invasión de los fundamentalistas almohades, comunidades judías de al-Ándalus también emigraron a los reinos cristianos. Tras la conquista del valle del Ebro, un número considerable de musulmanes pasó a ser súbditos del rey de Aragón. Estos musulmanes, llamados mudéjares, formaron una parte importante de la clase artesanal y agrícola del reino, como se refleja en la muy difundida arquitectura mudéjar aragonesa.29

El siglo XIII fue la época dorada de los judíos de Aragón. La minoría judía era eminentemente urbana, dedicándose a todo tipo de ocupaciones, pero destacando en la medicina, la administración, la recaudación de impuestos y el préstamo. Los judíos eran considerados propiedad de la corona, proporcionándoles el rey protección a cambio de contribuciones especiales.30​ En el mismo siglo se produjo la llegada de refugiados cátaros de Occitania, que huían de la persecución religiosa. La situación de los judíos empeoró al final del siglo debido a la presión de la jerarquía católica, siéndoles prohibidos el ejercicio de cargos públicos. Muchos judíos aragoneses se convirtieron al cristianismo, con mayor o menor convicción, para evitar los altos impuestos y la persecución. Estos conversos se integraron en la población cristiana, mezclándose incluso con familias nobles. Esto podría explicar la significante frecuencia de haplotipos judíos en la población aragonesa contemporánea.31

Los conflictos internos, la guerra con Castilla y sobre todo la peste negra y otras epidemias en el siglo XIV produjeron un descenso importante de la población en el reino. En el año 1492 los Reyes Católicos decretaron la conversión o expulsión de los judíos. En el 1495 se realizó un censo, el fogaje de 1495, que reveló un total de 51 540 fuegos en el reino, o unos 200 000 habitantes. Los musulmanes eran entonces un 11 % de la población total. La ciudad más poblada, Zaragoza, contaba con menos de 20 000 pobladores.

En 1525 Carlos I decretó también la conversión o expulsión de los mudéjares, siendo bautizados la mayoría de los musulmanes de Aragón en el 1526. Durante el siglo XVI el total de la población creció un 50 %, sobre todo en la ribera del Ebro y sus afluentes de la margen derecha. Parte del crecimiento fue debido a inmigración procedente del norte de los Pirineos. En el siglo XVII el crecimiento demográfico se ralentizó. En 1610 fueron expulsados unos 65 000 moriscos, alrededor de un 20 % de la población. Otros factores significativos en el menor crecimiento poblacional fueron la pérdida de producción agrícola debido a la expulsión de los moriscos y periodos de sequías, una peste que asoló el reino de 1647 a 1654, el aumento de la imposición fiscal y la sublevación de Cataluña.32

Ya en el siglo XVIII, la guerra de Sucesión española conllevó una disminución de alrededor del 10 % en población, incluyendo la emigración de muchos de los residentes de origen francés después de que el archiduque Carlos decretara su expulsión.

Véase también[editar]

Notas[editar]

  1.  Gonzalez Ruiz, David. (2012). Breve historia de la Corona de Aragon. Nowtilus. ISBN 978-84-9967-306-6OCLC 794161957. Consultado el 2 de febrero de 2021.
  2.  Olivares, Gaspar de Guzmán, conde-duque de, 1587-1645.; Peña, José F. de la. (1978-[1980]). Memoriales y cartas del Conde duque de Olivares. Alfaguara. ISBN 84-204-1100-0OCLC 4907339. Consultado el 2 de febrero de 2021.
  3.  «Guerra de Sucesión en Aragón (1700-1715)»Gran Enciclopedia Aragonesa. 25 de abril de 2011. Consultado el 17 de junio de 2019.
  4.  Guitart Aparicio, Cristóbal (1976). Castillos de Aragón I: Desde el siglo IX hasta el segundo cuarto del XIII. Librería General. p. 11. ISBN 978-84-7778-018-2.
  5. ↑ Saltar a:a b Reilly, 1992, p. 105.
  6. ↑ Saltar a:a b c d e Reilly, 1992, p. 106.
  7. ↑ Saltar a:a b Reilly, 1992, p. 107.
  8.  Reilly, 1992, pp. 107, 109.
  9.  Reilly, 1992, pp. 109, 112.
  10.  Reilly, 1992, p. 112.
  11. ↑ Saltar a:a b Reilly, 1992, pp. 112-113.
  12.  Reilly, 1992, p. 115.
  13.  Montaner Frutos, 1995, p. 185, LÁM. XVII.
  14.  González Antón, 1989, pp. 174-175.
  15.  González Antón, 1989, pp. 176-177.
  16.  González Antón, 1989, pp. 175-176.
  17.  González Antón, 1989, pp. 177-178.
  18.  González Antón, 1989, p. 178.
  19.  Serrano Martín, 1989, pp. 218-219.
  20.  Colás Latorre, 1989, pp. 224-228.
  21.  Rodrigo Estevan, 1999, cap. 43.
  22.  Sarasa Sánchez, 1999, cap. 55.
  23.  González Antón, 1999, capt. 48.
  24.  Jarque Martinez, 1999, cap. 65.
  25.  Marco Simón, 1989, pp. 72-74.
  26.  Motis Dolader, 1999, cap. 60.
  27.  Cervera Fras, 1999, cap. 22.
  28.  Cervera Fras, 1989, pp. 119-122.
  29.  Ledesma Rubio, 1999, cap. 32.
  30.  Blasco Martínez, 2009, cap. 6.
  31.  Adams, 2008, pp. 732-733.
  32.  Salas Auséns, 1989, pp. 191-197.

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